Esta mañana en Basados, Eduardo Plasencia, ex titular de
planificación de Vialidad Nacional, contó jugosos detalles sobre lo que se
encontraron al momento de asumir en esa área, tras el gobierno de Cristina
Fernández, en el comienzo de una causa que hoy la mandará a prisión.
Iniciando la charla y sobre su juventud al momento de tomar
aquel cargo, Plasencia sostuvo que “me preparé toda la vida para tener ese rol.
Desde chiquito tengo esa pasión sobre las rutas y su planificación. A los 9
años fue la primera vez que vine a vivir a USA y me shockearon las autopistas. Cuando
volvimos al año quedé loco. A los 11 me encargaba de planificar los viajes
familiares, así que estudiaba los mapas que me compraba en el kiosco de la
esquina”.
Y metiéndose de lleno en las cuestiones de vialidad que
asombraban por lo obsceno que eran, no dudó en afirmar que “había cosas que
llamaban la atención a simple vista. Antes de asumir estuvimos un año y medio
trabajando con Dietrich, así que teníamos la teoría de todo lo que se estaba
haciendo en el país”.
Siguiendo en esa línea mencionó que “cuando entramos en
Vialidad el sistema informático no existía. No había transparencia en obra
pública. Internamente todo era muy precario y las licitaciones eran una caja
negra. De repente encontramos un montonazo de obras en Santa Cruz por miles de
millones de pesos, cuando el dólar estaba a 8 o 9, por pavimentaciones enormes
o autopistas… y aparecían contratistas similares y ahí explotó todo”.
Profundizando en esa cuestión aseguró que “los números eran
tan astronómicos que no se podían esconder, pese a que lo intentaron los
últimos días de gestión. El constructor número uno de toda la cartera era
Austral Construcciones y todo concentrado en Santa Cruz. Ahí dijimos que era
muy raro. Luego en el sistema vimos dónde lo hacían y con el propósito que
supuestamente lo hacían, y ahí dijimos que había que investigar en serio”.
Sobre esa investigación el especialista aclaró que “no era
parte del equipo pero estaba al lado. Éramos un grupo de cuatro o cinco que
veníamos trabajando hace mucho. A Javier Iguacel le tuvieron que poner custodia
policial, a mí me tiraron una bomba de estruendo y me volaron la ventana y
estaba en un cuarto piso. Cuando finalmente los fiscales procesan a Cristina
fue un gran alivio”.
Resumiendo lo que se encontraron, subrayó que “acá hicieron
una ingeniería, un proceso, un mecanismo para estafar al estado con total
impunidad. Armaron un sistema para que Cristina entrara a la cuenta del tesoro
y transferirse plata a ella y a sus secuaces. Armaron un sistema para fingir
que se hacía obra pública, pagarla y en el fondo se ejecutaba solo el 10%”.
Y sumando otro dato acotó que “por ejemplo a Lázaro Báez le
pagaban a 30 días de certificado, cuando al resto se tardaban 9 meses y le
pagaban 30% anticipado las obras. Es como contratarte para que me hagas la casa
y apenas firmamos te doy el 30% sin siquiera que aparezcas. Más en el mundo de
la construcción donde no se anticipa. Todo era un mamarracho”.
Concluyendo ese punto dijo que “con Cristina, vicepresidenta
en funciones, la condenaron. Eso no pasó nunca. Encima con jueces nombrados por
ellos mismos. Eso fue una gran alegría. El fiscal Luciani probó que se robaron
mil millones de dólares”.
Por último, y apuntando a las obras paradas que tiene Bahía, aseguró que “es una pena gigante porque estaba muy involucrado y empujando a fondo porque estaba entre los cinco proyectos estratégicos del país. Eso, más la autopista hasta Médanos, la que va a los puertos, la que va a Dorrego, por el otro lado la autopista que va Pigüé… todo eso cuesta 500 millones de dólares. La mitad de lo que se robaron. Entonces, ¿Cuántos muertos nos habríamos evitado con esas obras?”.