Los documentos de identidad incluyen datos personales que deberían estar protegidos y se vuelven públicos cuando se publican en redes sociales. Incluso si el perfil del usuario es privado, las imágenes pueden ser copiadas, compartidas o descargadas por otras personas que pueden aprovecharse de esta información.
Uno de los principales riesgos de esta práctica es la suplantación de identidad. Cuando una persona accede a los datos de un documento, puede utilizarlos para hacerse pasar por su titular. Esto puede incluir la apertura de cuentas bancarias, la solicitud de productos financieros, el acceso a servicios en línea o el uso de la información para actividades fraudulentas. En muchos sitios web o plataformas digitales, basta con proporcionar algunos datos del documento para completar un registro o validar una identidad.
Un tercero puede combinar lo que ve en la imagen del documento con otros datos disponibles en internet —como publicaciones anteriores, fotografías o comentarios— para construir un perfil detallado de la persona. A partir de ahí, pueden enviar mensajes personalizados, realizar llamadas fraudulentas o engañar a familiares y conocidos haciéndose pasar por la víctima.
Por otra parte, en algunos casos los documentos contienen códigos de barras o elementos visuales que permiten su verificación automática. Publicar una foto del documento con estos elementos visibles facilita que sean extraídos o replicados con fines ilícitos.
También puede facilitar la creación de perfiles falsos en redes sociales, el envío de correos electrónicos o mensajes suplantando la identidad de la persona, o incluso el uso del nombre en actividades ilícitas. En contextos donde los datos personales son utilizados como método de verificación, una simple imagen del documento puede ser suficiente para activar servicios o realizar transacciones.